Los siete poderes by Álex Rovira

Los siete poderes by Álex Rovira

autor:Álex Rovira
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Filosófico, Novela
publicado: 2016-03-14T23:00:00+00:00


XIII

El poder del propósito

—Buenos días —susurró una voz—. Espero que el sueño haya sido reparador.

El Joven Caballero abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba tumbado sobre un suelo blanco como los peldaños de la torre infinita. Miró hacia arriba y vio el interior de una preciosa cúpula de mármol que coronaba una sala circular y en cuyas paredes había doce ventanas y una puerta. Por las ventanas desprovistas de cristales entraba una agradable brisa.

—¿Sabes cuántos peldaños has tenido que subir para llegar hasta aquí? —añadió la misma voz.

—¿Cuántos? —quiso saber el joven.

—Mil y mil y mil y mil más y mil, y mil y otros mil... —afirmó la voz.

En ese instante, el caballero reconoció a quien le hablaba: era Ojodoro, posado en el alféizar de una de las ventanas.

—¡Querido amigo! —exclamó mientras se incorporaba y desperezaba—. ¡No recuerdo cómo he llegado hasta aquí!

—¡Es lo que ocurre cuando uno está absorto en su propósito: fluye y se olvida de sí mismo y del tiempo! Te felicito: culminaste tu ascenso, venciste a la impaciencia, al desánimo y al aburrimiento. Y lo que es más importante, encontraste un sentido, un para qué, a lo que estabas haciendo y te entregaste por completo a la tarea. Muchos fueron los caballeros que, presos de la locura, saltaron desde lo alto de la torre al no encontrar un sentido a lo que hacían —explicó el búho blanco.

—Pero ¿por qué? —preguntó, atónito, el joven.

—Porque, por desgracia, los que renuncian son más numerosos que los que se entregan hasta el final —sentenció Ojodoro.

Ya en pie, el Joven Caballero contempló por una de las ventanas una preciosa vista del horizonte.

Ojodoro siguió hablando:

—Superaste esta difícil prueba porque te entregaste a tu tarea y te olvidaste de ti mismo. Te centraste únicamente en el compromiso que adquiriste con el rey y, consecuentemente, con el resto de habitantes del reino.

Tras un instante en silencio, miró hacia las altas montañas del este y continuó:

—Verás hijo, todo propósito que realmente merece la pena tiene un precio que no todos están dispuestos a pagar. Del mismo modo que es necesario sembrar y trabajar la tierra para cosechar, es necesario invertir para obtener, dar para ganar... La verdadera fuerza nace del esfuerzo, que en esencia no es más que voluntad y entrega. Si no te entregas, es difícil que culmines cualquier propósito porque es fácil que la pereza, el aburrimiento, la resignación, la impaciencia o la veleidad ganen la partida.

—Coincido contigo, Ojodoro, y por lo que he vivido hasta ahora creo que también hay algo muy importante…

—¿Qué es eso tan importante que no he dicho aún? —interrumpió, intrigado, Ojodoro.

—¡La fe, la confianza y la esperanza! —apostilló el caballero.

El búho esbozó con sus ojos una serena sonrisa de complicidad mientras respiraba hondo y cerraba y abría lentamente los párpados.

—En efecto —murmuró—. Sin ellas, pocas cosas tendrían sentido y muchas veces no valdría la pena levantarse para seguir andando. ¿Sabes cuál es la característica común que identifica sin lugar a dudas a aquellos que viven los retos que les presenta la vida como una gran oportunidad?

El caballero meditó su respuesta.



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